jueves, 4 de septiembre de 2008

INEQUIDAD Y DROGA


Pequeños y Adolescentes de Cerebros Obstruídos


El avance irrefrenable de un voraz sistema que intenta maximizar las ganancias, reduciendo al mínimo los costos por medio de la explotación extrema de bienes y servicios, nos enfrenta con situaciones tales como condiciones laborales cercanas a la esclavitud, que llevan a agotar el instante, evitando cualquier tiempo muerto. Dinámicas inauguradas con el fordismo (forma de producción serializada para abaratar costos y llegar a la venta masiva), en los últimos tiempos, parecen afectar con su lógica todas las esferas de la vida. Aparece en el campo de las adicciones un fenómeno desbastador: el consumo de la pasta base de la cocaína. Se trata de un alcaloide derivado de las hojas de coca, cuya elaboración requiere de sustancias químicas tales como el éter, el ácido sulfúrico, el kerosene, etc. Se la denomina paco, pasta, bazuca o mono cuando está mezclada con tabaco; en cambio si está mezclada con marihuana se la llama mixto o marciano. Su presentación es un polvo apelmazado que puede variar en su color en función de las proporciones que la mezcla contenga. La pasta base es, al igual que el crack, una forma básica de la droga. La forma de consumirla es fumándola en latas agujereadas, en pipas construidas con cañitos metálicos o antenas y el agregado de virulana, o directamente se la fuma en formato de cigarrillo o porro. Su letalidad reside en la alta toxicidad de la droga, que no está diseñada para consumo humano. Se trata de los restos de producción de la clásica cocaína en polvo. Sus efectos se hacen presentes alrededor de los treinta segundos siguientes al consumo y duran de cinco a ocho minutos. El que la consume atraviesa por la euforia y la pérdida de inhibiciones, alcanzando rápidamente un estado depresivo para llegar a un consumo ininterrumpido que termina con un estado psicótico de alucinaciones. El proceso destructivo acontece con una extrema rapidez en relación a otras drogas del mercado. Las estadísticas hablan de un poder destructor entre diez y veinte veces mayor que el de la cocaína. El paco aparece, ya no solo como uno de esos productos que encierran en sí mismos la potencialidad de un consumo sin límites, al igual que sucede con otro tipo de mercancías ¿menos? letales, sino como un método eficaz de exterminio de las capas más jóvenes de la sociedad. Los nuevos consumidores son chicos y chicas de trece, catorce años que comienzan directamente con la PBC. Su bajo costo combinado con los fuertes efectos que produce lo vuelven unasustancia que cumple con los parámetros de la época: efectiva, de bajo costo y rápida. Podemos decir que el paco está “de moda”. Pero como todo buen negocio rentable,el mercado debe ampliarse y se apunta a otro público. El PBC está instalado en la clase media. Con características diferenciales en lo que a conductas del consumidor se refiere, el inicio de la adicción a esta droga no es tan temprano, se diferencia el consumo de fin de semana, hay un cuidado físico posterior al consumo, éste es privado, existe la posibilidad de elegir a quién se la compran por su calidad, habiendo, a su vez, una modalidad de compra menos expuesta: el delivery y, sobre todo, las condiciones de vida que los hacen menos vulnerables.Mientras que en la clase media la adicción al paco es más invisible (ya sea porque sus efectos se disimulan o porque se “fuma” en esferas más íntimas) en las clases marginales se presenta desembozada. La venta del paco se constituyó como un medio de sostén económico. Lo vende gente común, gente que quiere ganarse el pan y no tiene otra forma. Otras drogas, más “tradicionales” eran comercializadas por el dealer del barrio, había un puntero, zonas bien definidas. Con el paco no sucede esto, lo comercian por todos lados, masivamente. Se trata de una variante cuentapropista, como el pequeño kiosco informal de los barrios. En general, en las villas donde está omnipresente, se vende en locales caseros que son además verdulerías o almacenes. ¿Qué hacer con un panorama tan nefasto?, ¿cómo tratar con los adictos qué parecen estar condenados desde el inicio mismo de su enfermedad?, ¿cómo luchar contra un sistema que sé retroalimenta y funciona de manera autónoma? Las diferentes líneas de rehabilitación parecen coincidir en la multicausalidad de esta patología. Factores económicos, políticos, históricos y culturales se entrelazan, generando una encerrona difícil de sortear. El criterio comunitario (su estructura de funcionamiento) es un estímulo constante para la rehabilitación, como parte de un sistema mayor. El interjuego de las diferentes miradas que se aportan desde los equipos terapéuticos darán la posibilidad de responder a una problemática tan compleja como la que presentan los consumidores de PBC y será por medio de este abordaje interdisciplinario que se encuentren las respuestas a las problemáticas que involucren las variables orgánicas, psicopatológicas, familiares y sociales de cada paciente. Se trata de un problema social que debe enfrentarse en conjunto. No hay lugar para temores, prejuicios o dictámenes morales. Se trata de una urgencia que reclama la involucración de todos, como única posibilidad de evitar la pérdida de infinidad de vidas, singulares, únicas e irrepetibles, que no llegaran a conocer siquiera la juventud si no se antepone la existencia humana ante las fluctuaciones y los intereses de mercado.